No se ha superado el impacto psicológico del tremendo sismo que asoló Oaxaca y Chiapas con saldo trágico, cuando otro estremecimiento telúrico impacta ahora, de nuevo, en el corazón de la república mexicana causando muertes al por mayor y destrozos materiales de incalculable monto. Ya tiene el gobierno de Peña Nieto para ocuparse en asistir a los damnificados, obviamente no podrá enfrentar esa tarea sin el concurso de todos los mexicanos y del auxilio internacional. Saldremos adelante, como lo hicimos después de 1985, es también la oportunidad de la clase política de todas las expresiones para solidarizarse con el gobierno de México en sinergia para atender al sur y al centro del país en esta difícil circunstancia.