Independientemente de la satisfacción personal que a Miguel Ángel Yunes Linares le produzca exhibir a Duarte con un antifaz de ladrón y de las consecuencias legales de esa acción, la idea de montar un espectacular con la imagen de Duarte de Ochoa en esa patética condición no cae bien a la sociedad. No porque evoque el adagio del “árbol caído” porque el daño hecho a Veracruz por Duarte y su pandilla es descomunal, sino porque el señor ya está tras las rejas y todo mundo desea una condena correspondiente al daño causado; pero sin duda agrada más a la mente colectiva una actitud generosa ante el “vencido”, entendida en este caso como la estricta aplicación de la ley, cuál debe ser contra quien la infringe lesionando el bien común.