- En el foro se discutieron temas conmemorativos a la vida y la muerte en las mesas de trabajo “Celebraciones de vida” y “Celebraciones de muerte”
Carlos Hugo Hermida Rosales
Xalapa, Ver., 31/10/16.- El Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la Universidad Veracruzana (UV), a través del Cuerpo Académico (CA) consolidado Estudios de la Cultura y la Comunicación en América Latina y la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación, llevó a cabo el 28 de octubre las Jornadas Funerarias de Otoño, Celebraciones de Vida y Muerte.
Dentro de este foro se discutieron diversos temas en dos mesas de trabajo conmemorativas a la vida y la muerte, denominadas “Celebraciones de vida” y “Celebraciones de muerte”, además de que se montó un altar de muertos dedicado a los intelectuales fallecidos durante el último año.
En la primera mesa Elissa Rashkin participó con el tema: “El huapango agrarista. Lucha, fiesta y oratura”, y Homero Ávila Landa disertó sobre el “Rock del ámbito indígena: acercamiento desde el performance a Lumaltok”; ambos investigadores del CECC.
En la segunda mesa se dictaron las ponencias “Muertes anónimas. Violencia y maltrato infantil en México”, por Soledad de León Torres; “Saberes ancestrales y oralidad: un repaso por cuatro novelas”, a cargo de Norma Esther García Meza, y se proyectó el video Fandango con la muerte: décimas funerarias, de Rafael Figueroa Hernández, todos ellos adscritos el CECC.
Las mesas fueron moderadas por Carlos Casas Mendoza, investigador del Instituto de Antropología de la UV.
Elissa Rashkin compartió que las fiestas patronales no son tan sólo convivios en los cuales se festeja al santo en turno, o el aniversario de determinado pueblo, sino que muchas veces tienen de trasfondo un gran movimiento social.
La investigadora narró que en las décadas de 1920 y 1930 fue muy común manifestar crítica social mediante improvisación musical y verbal, ya que las fiestas eran entornos ideales para tapar intentos clandestinos de lucha y resistencia por parte del pueblo.
Por su parte Homero Ávila relató sobre la fusión que actualmente se da entre el género del rock y las tradiciones de distintas regiones históricas y étnicas de nuestro país, lo cual da origen al etnorock.
Explicó que esto se debe al contacto profundo y dinámico que tienen las distintas culturas y formas de pensar del mundo en términos generales, la llamada relación “local-global” en la que lo primero no está exento de lo segundo, situación que dinamiza la propia forma en que la globalización puede ser vista.
Comentó que dentro de esta mezcla entre sociedades y culturas, las raíces que se fusionan pueden ser desde históricas y tradicionales, hasta contemporáneas y modernas.
El investigador enunció que el actual auge del etnorock fortalece a las comunidades en las cuales surge, debido a que las tradiciones son cambiantes y las culturas dinámicas, y los acontecimientos que ocurren en la evolución de las mismas no deben ser descritos como buenos o malos, sino ser analizados neutralmente como parte de su transformación.